lunes, 5 de abril de 2010

Mal rematado


La verdad es que a poco que observemos a nuestro alrededor con cierto detenimiento salta a la vista que este, nuestro planeta, está muy mal “rematado”. Esas son el tipo de cosas que ocurren cuando se crea un mundo con prisas y en tan solo seis días… Voy a extenderme un poco en el tema porque tiene su miga, ¿El que creó todo esto trabajó durante únicamente seis días y luego descansó? ¿Y ya está? ¿Qué era, funcionario? Pues sinceramente, parece que hubiese “creado” todo a mala leche, la verdad. Ya me estoy imaginando la escena:

- A ver, un poco de silencio, por favor, prestad atención. Vamos a ver, tenemos ahí fuera una NADA muerta de risa desde hace un montón de tiempo y sería bueno hacer algo con ella, ¿quién quiere encargarse de crear un Big Bang?
- Yo, yo me encargo, porfa, que nunca he creado un Big Bang y me apetece un montón.
- Bueno, vale, encárgate tú pero no hagas como la última vez que empezaste a crear la Tierra y no la terminaste, ¿qué eso de dejar el Faro de Alejandría y el Gigante de Rodas a medias? ¿Y eso de los dinosaurios? ¡Qué manía te ha dado con lo de hacer animales tan grandes! ¡Y lo del agua salada, que despropósito! La verdad es que no estoy muy contento contigo, no te esmeraste lo más mínimo, espero que te esfuerces mucho más en esta ocasión, ¿lo harás?
- ¡Que sí, que sí! Que esta vez lo voy a hacer bien, de verdad. Además, lo de la Tierra era un rollo, no me gustaba. Lo del Big Bang es mucho más divertido, explosiones gigantes, galaxias, infinitos… ¡es guay!
- Pues mira, no. Lo estoy pensando mejor y no me fío, lo del Big Bang es un trabajo delicado y visto lo que hiciste con la Tierra… Mejor se lo voy a encomendar a Zeus que se lo merece mucho más, el otro día hizo una Eternidad y le quedó francamente bien. Tú, como castigo, vas a encargarte de crear la Tierra de nuevo, espero que de esta manera aprendas a ser más responsable y a no dejar las cosas a medias, ¿entendido?
- ¡Joooooo! ¡Qué asco! ¡Siempre me toca lo más rollo…!

¡Pues ya veis el resultado! No me gustaría parecer desagradecido pero sinceramente, podía haberle echado unos días más y haber hecho las cosas un poco mejor, o cuanto menos haber hecho un mínimo control de calidad, que algún fallo habría aparecido. Además, no lo hizo con agrado, la prueba evidente de que fue así es que ha vuelto a colárnosla de nuevo con el tema del agua salada, ¿qué más le hubiera dado que todo el agua hubiese sido dulce? Solo con el tiempo que se hubiese ahorrado en hacer tanta diversidad de aguas inútil, podría haber mejorado un montón de cosas (o haber empleado menos días, así podría haber descansado aún antes). Pensad un poco e imaginaos que sois vosotros los encargados de “crear” el agua, lo más sencillo hubiese sido crear solo una, sin más complicaciones, sin pérdidas de tiempo. Pues no, como hizo las cosas con mala leche, venga a hacer tipos de agua, que si dulce, que si salada, que si mineral, que si dura, que si blanda, que si Solán de Cabras… vamos, un caos. En fin, dejemos el tema del agua que al fin y al cabo no se puede solucionar, lo hecho, hecho está; de todas maneras, de poder intercambiar unas palabras con él, me encantaría explicarle eso de “hazlo simple, hazlo fácil”.
Otra cosa que molesta es el agravio comparativo que se da respecto a su trabajo y nuestro trabajo. De manera que el Creador de todo esto trabajo únicamente seis días en su vida y al séptimo, cansado de hacer distintos tipos de agua, descansó. ¿Y para qué las prisas? ¿Por qué no doce días, o catorce...? Y eso fue todo lo que trabajó, no se hace mención alguna que volviese hacerlo, ni tan siquiera para repasar lo hecho, que siempre se mete la pata en algo por muy Dios que se sea. Nada de nada, jubilación completa. Nosotros, en cambio, hemos de trabajar tropecientos años para poder jubilarnos (salvo que seamos políticos o banqueros) y luego ya veremos si podemos descansar, porque tal como se está poniendo el patio es muy posible que para entonces no existan pensiones y no podamos dejar de hacerlo (salvo que seamos políticos o banqueros, insisto). Y la pregunta surge sola, ¿si nos hizo a su imagen y semejanza, cómo es posible esto? En fin, misterios de “La Creación”.
Volviendo al tema que nos ocupa, me gustaría repasar algunas de las ideas que se me ocurren para una próxima Creación, o por decirlo de otra manera, para una Tierra 2.0.

El agua
No me extenderé en este punto, pero con un solo tipo de agua hubiésemos tenido más que de sobra. Sí, ya sé que al Sr. Solares y la Sra. Font Vella no les entusiasmará la idea, pero en estos casos se trata se trata del bien común y no del bien particular.

Las cuestas
Otra cosa que no entiendo es el tema de la superficie terrestre tan irregular que hay. Alguien me podría explicar ¿para qué demonios existen las cuestas? A modo de ejemplo tomemos Lisboa, a poco que quieras ir a cualquier sitio venga a subir y ¿para qué? ¿Para volver a bajar? Y digo yo, ¿no habría sido mucho más sencillo hacer un mundo plano, sin cuestas? ¡Qué manía con llenarlo todo de subidas y bajadas! ¿No es redonda la Tierra? ¡Pues ya está, se hace redonda y no se complica uno tanto! Imaginaos si el que invento el billar, en vez de hacer la bola redonda se empieza a complicar y la hace en plan Tierra, por ejemplo, ¿qué pasaría? Pues que no habría quien jugase, imaginaos la trayectoria de la bola, venga a dar saltitos. Lo más parecido que he encontrado a esa ineptitud inventando es el rugby, ¿por qué no hacer una pelota redonda como las hace todo el mundo…?

• La biodiversidad
Sí, ya sé que estamos en una época en la que queda sospechoso decir cualquier cosa negativa sobre estos temas, pero voy a hacerlo igualmente. Hay un montón de especies que están hechas a mala baba. No voy a volver a hablar de las moscas, ya hablé de ellas en un blog anterior, tan solo dejar a modo de apunte una pregunta: ¿qué aporta una mosca para el bienestar mundial? ¡Nada! Y la última, ¿a cuántas moscas tocamos por persona? Porque estoy seguro que yo debo tener las de alguien... Pero no son solo las moscas, hay un montón de especies animales (y vegetales) que no aportan absolutamente nada y que son cuanto menos, prescindibles. A modo de ejemplos citaré algunas como el bicho bola, por ejemplo, un bicho que lo único interesante que hace es convertirse en bola, pues ya me diréis donde está la gracia. Otra especie prescindible es el mosquito, que de hecho es mucho peor que la mosca porque la mosca es un animal tonto, sin malicia, que lo único que hace es eso, molestar, sin embargo el mosquito es otra cosa. Bueno no, que en realidad no es el mosquito, es la mosquita, que en cuanto te descuidas un momento te deja hecho un Cristo. No quiero olvidar a la bestia parda de muchos conductores (no, no se trata de la Guardia Civil): la avispa, animal que salvo para picar y fornicar la gorrina, no tengo ni idea del interés de la especie. Las medusas también tienen su sitio en el Olimpo de los animales prescindibles, al igual que las arañas, que de hecho y por motivos personales, es el primer animal que me hubiese cargado de la lista, un bicho lleno de patas y de ojos no es de fiar, hacedme caso (bueno, tampoco os fieis mucho eso, los políticos y banqueros tampoco son de fiar y no tienen ocho patas). Huelga decir que garrapatas, ladillas, piojos, sanguijuelas, tenias y demás especímenes parasitarios (qué curioso, se me ocurren un montón de seres humanos que encajarían perfectamente en este grupo) tampoco deberían haber tenido un sitio en el dichoso “Arca de Noé”. Otro animal con el que mucha gente estará de acuerdo conmigo en que es innecesario, es la cucaracha. ¿Para qué sirve un animal cuya única razón de ser es dar asco y sobrevivir a un holocausto nuclear? ¿Y para qué lo de sobrevivir a un holocausto, si ya no quedaría nadie a quien dar asco? Lo siento por el Sr. Cucal, pero las cosas son como son.
Ya entrando en especies más grandes mencionaré el gato. Sí, ya sé que hay mucha gente que adora a los gatos, pero ¿qué os puedo decir? Juzgad vosotros mismos, yo tengo oído que cuanto menos son raros, o al menos tienen fama de ello (y conste que esto no lo digo yo, simplemente recojo la vox populi). Al margen de que los dueños de gatos sean raros o no, ¿qué aporta un animal cuyas principales virtudes son restregarse con todo y ser independiente? Lo dejaré ahí que no quiero polémicas. Y ya que he hablado de gatos mencionaré al tradicional enemigo de éste: la rata. Este sí que es un animal dañino diga lo que diga Walt Disney; además de ser bombas víricas andantes (cuánta gente ha muerto por enfermedades que ellas han propagado), son feas; claro que para feas están las hienas que con el aspecto que tienen, cómo huelen y lo que comen, no sé de qué narices se ríen tanto…
Ahora entramos en el apartado de animales imprescindibles pero mejorables, es decir, animales que sí pintan algo pero que podrían ser mejorados. Hablemos del perro, ¿habría costado mucho que no tuviesen la capacidad de ladrar? ¡Es que tengo algunos como vecinos…! Otro animal mejorable sería la vaca, ¿no hubiese sido genial que hubiese sido más grande y hubiese tenido muchas más ubres? Si seguimos indagando nos daremos cuenta que un ciempiés, ¿para qué narices quiere cien patas? Ahí le habéis dado: para nada. En cambio, ¿no sería genial que los cerdos tuviesen cien patas? ¿O que los pollos pesasen trescientos o cuatrocientos kilos? En fin, aunque la lista de animales mejorables es muy amplia, no es plan de mencionarlos todos.

Las estaciones
¿Qué es eso de crear cuatro estaciones? ¿Para qué sirve tener un invierno y un verano además de para que se haga de oro El Corte Inglés? Una única estación, la estación cálida. Veintidós grados todo el año y nos olvidamos de abrigos, abanicos, aires acondicionados… el paraíso.

Los continentes
Otra cosa absurda, la tectónica de placas. Vamos a ver, si se hacen las cosas bien creando un único continente, Pangea, ¿para qué estropearlo y que se separe por culpa de las placas? No se hacen las placas y en paz… Adiós viajes transoceánicos.

Y como el número de mejoras es considerable y la conjunción espacio-tiempo para plasmarlas es finita, voy a dar por finalizado el blog de hoy, no sin antes ponerme un poco más serio y mencionar la especie más prescindible de todas: el ser humano. La verdad es que el mundo sería un lugar mucho, mucho, mucho mejor si no hubiésemos dado “ese pasito” y nos hubiésemos quedado en lo que en realidad somos, monos irracionales.

Hasta la semana que viene.

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