lunes, 28 de junio de 2010

La abulia


Esta vez ha sido complicado, aprovechando el fresquito empecé muy temprano a remolonear con el ordenador, intentando dar con un tema interesante que poder desarrollar en el blog. Trascurridas dos horas me planteé intentar dar con un tema cualquiera, aunque no tuviese interés alguno… y ni aún así. Nada, no había manera, no se me ocurría nada. Como el tiempo pasaba y seguía en las mismas, me planteé coger una enciclopedia, abrirla al azar y con los ojos cerrados señalar un punto de la misma, a ver qué pasaba. Dicho y hecho, abrí la enciclopedia, señalé un punto y ¡zas! ¡Casualidades de la vida: la chinchilla, mi tema favorito! Solo pensar que tenía que empezar a documentarme para hablar de algo así como “la reproducción de la chinchilla verde en primavera”, me dio un perezón... Y conste que soy consciente de que podía haber sido peor, podía haberme tocado dedicar el blog al famoso “bicho bola”.
Al final tuve suerte, di la luz y me iluminé. Ya que no me apetecía hablar de nada, ¿por qué no hablaba de la abulia? Al fin y al cabo era algo que conocía muy bien y no necesitaba documentarme. Pues nada, a hablar de la abulia, aunque me sigue dando un perezón… Como por algún lado tenemos que empezar, os traslado que según la enciclopedia Salvat, la abulia se define como la nueva capital de Nigeria, ubicada en el centro del país. Se empezó a construir en 1976 en un lugar elegido por su facilidad de accesos, posición central y clima saludable... Perdonad, creo que me he equivocado, me había ido unas líneas más arriba, estaba trascribiendo lo que ponía en “Abuja (Abuya)”. De cualquier manera, ya que estoy os completo la información comentándoos que Abuja ha sustituido a Lagos como capital y que no han debido construir muy mal porque la ciudad cuenta ya con 800.000 habitantes, siendo nigerianos la mayor parte de ellos, ¡qué cosas!
Volviendo al tema, la palabra abulia viene del griego, aboulía, y se refiere a una falta o disminución de la voluntad. En psicología se define como un trastorno de la voluntad caracterizado por apatía, indecisión, descoordinación y confusión de pensamiento; vamos, que con esa sintomatología sospecho que la apatía nos afecta a casi todos en mayor o menor medida, especialmente los lunes (si es que todo coincide...). Cabe reseñar también que la apatía no se mantiene constante a lo largo del día, sufre todo tipo de fluctuaciones. Para poder demostrarlo de una manera más clara, a modo de ejemplo tomaremos un lunes cualquiera:

  • 6:30 a.m.: Incredulidad, no nos podemos creer que ya sea la hora de levantarnos. Tenemos sueño y nos queremos morir. Nivel de apatía: 0%
  • 6:50 a.m.: Seguimos rezongando en la cama, hemos conseguido abrir el ojo derecho, con el izquierdo aún tenemos problemas. Es imposible, no vamos a poder ir a trabajar. Nivel de apatía: 0%
  • 7:05 a.m.: Hemos conseguido abrir el ojo izquierdo (eso sí, a medias) y a duras penas hemos llegado hasta la ducha. Nos hemos dejado un pie en el marco de la puerta (el pie derecho para más inri), pero nos ha venido bien, el dolor nos ha hecho abrir el ojo del todo. Giramos la llave del agua caliente y mientras echamos una confortable y larga meada nos preguntamos “¿por qué…?” Mente en blanco, encefalograma prácticamente plano. Nivel de apatía: 100%
  • 7:08 a.m. Nos colamos al fin en la ducha. El agua caliente nos reconforta y nos quedamos allí sin movernos durante cinco minutos, no nos apetece movernos. Al final, en un alarde de voluntad nos decimos “¡Amos, a por ellos…!” y nos enjabonamos. Nivel de apatía: 90% 
  • 7:15 a.m.: Salimos de la ducha y nos secamos a toda leche, nos ponemos lo primero que encontramos tirado por el suelo y nos vamos a la cocina. ¡Mierda, se nos ha hecho tarde! Nivel de apatía: 1%
  • 7:16 a.m.: Vaya, ahora no queda café. Mejor, no nos daba tiempo; otra vez que vamos a llegar tarde. Nivel de apatía: 0% 
  • 7:25 a.m. Nos empotramos en el metro atestado de gente como podemos (que es mal, claro está) y nos quedamos en una posición ridícula, no nos podemos mover; si al menos pudiésemos apoyar la otra pierna, ha quedado recogida como la de una cigüeña y es francamente incómodo. “Próxima estación: Batán” oímos al tiempo que nos evadimos, preguntándonos de nuevo: ¿por qué? Instantes después nos volvemos a centrar en las cigüeñas, “¿por qué encogerán la pata? ¡Qué incómodo debe ser!" Aunque lo intentamos, no logramos entender a las cigüeñas. Nivel de apatía: 98%
  • 8:15 a.m. : Entramos a la oficina quince minutos tarde, no se nos ha dado mal del todo, ayer fueron treinta. Nos sentamos frente al ordenador y lo encendemos, mientras oímos el agudo piiiiiiii nos volvemos a preguntar "¿por qué? Y ¿por qué las cigüeñas no se apoyarán en el suelo, debe ser mucho más descansado…? ¡Joer, qué raras son las jodías!" Nivel de apatía: 99%
  • 8:30 a.m.: ¿Por qué…? Nivel de apatía: 98%
  • 9:00 a.m.: ¿Por qué? ¿Por qué…? Nivel de apatía: 99%
  • 9:35 a.m.: Cafelito en el bar y dos churros. Nivel de apatía: 0%
  • 10:10 a.m.: Introducimos la contraseña para desbloquear la pantalla. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué…? Nivel de apatía: 100%
  • 11:00 a.m.: ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué…? Nivel de apatía: 100%
  • 12:00 a.m.: ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué…? Nivel de apatía: 98%
  • 1:00 p.m.: ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué…? Nivel de apatía: 99%
  • 1:55 p.m.: Nos abrimos, total para cinco minutos que quedan... Nivel de apatía: 2%
  • 2:05 p.m.: Crema de calabacín y solomillo al roquefort, y para beber una cerveza Sin. Nivel de apatía: 0%
  • 2:30 p.m.: ¡Joer qué sueño que nos está entrando! Se nos ha vuelto a cerrar el ojo izquierdo, tendríamos que hacérnoslo mirar. Nos tomamos un café con hielo que parece sentarnos bien; el ojo izquierdo sigue dándonos problemas… ¿por qué? Nivel de apatía: 99%
  • 3:15 p.m.: Nos sentamos de nuevo frente al ordenador. No entendemos nada, es todo tan absurdo, la vida, el trabajo... Tenemos sueño, el ojo izquierdo se ha cerrado del todo y tenemos que introducir la contraseña tres veces… "¡jodío teclado! ¡cómo se mueve el tío…!" Nivel de apatía 110%
  • 4:03 p.m.: Nos sobresalta el ruido del teléfono. ¡Joer, quién llamará a estas horas…! “Vale, perfecto allí estaré, a las ocho entonces”. Nivel de apatía: 25%
  • 4:05 p.m. Nos vamos al baño a darnos agua en la cara, a ver si nos despejamos y ya de paso hacemos unas aguas menores. Nivel de apatía: 43%
  • 4:30 p.m.: Volvemos del baño, al final fueron aguas mayores. Bueno, vamos a ver si nos ponemos y nos cunde un poco… Nivel de apatía: 14%
  • 5:00 p.m.: Decidimos dejar el informe, lo terminaremos mañana. Hacemos un par de llamadas personales. Nivel de apatía: 6%
  • 6:30 p.m.: Colgamos el teléfono. Mente en blanco… ¿qué hacemos? Decidimos terminar el informe. Nivel de apatía: 17%
  • 6:45 p.m.: Terminamos el informe y recogemos, total para quince minutos que quedan... Para no perder tiempo cerrando programas, decidimos salir a las bravas y mantenemos pulsado el botón de encendido mientras caemos en la cuenta que habíamos olvidado guardar el informe. "Bueno, no pasa nada, mañana lo haremos de nuevo", nos decimos. Nivel de apatía: 32%
  • 6:55 p.m.: Nos metemos en el metro y volvemos a pensar en la cigüeña, ¿por qué lo harán…? Nivel de apatía: 67%
  • 7:38 p.m.: Salimos del metro y nos dirigimos al bar en el que hemos quedado. Todavía no ha llegado nadie; pedimos una caña y nos acomodamos en la mesa que está frente a la televisión, al menos nos entretendremos. ¡Qué fresquita está la cerveza…! Nivel de apatía: 1%
  • 7:55 p.m.: Llega Paco. Menos mal, estábamos quedándonos dormidos. El ojo izquierdo parece que quiere reaccionar. “Paco, pídeme otra caña según vienes”. Nivel de apatía: 0%
  • 9:00 p.m.: Mareillo. Nivel de apatía: 3%
  • 10:00 p.m.: Mareo. Nivel de apatía: 13%
  • 11:00 p.m.: Mareazo. Nos queremos ir a casa y el ojo izquierdo se nos ha vuelto a cerrar. Nivel de apatía: ¿Y eso qué es...? 
  • 11:30 p.m.: Entramos en casa y nos arrastramos hasta la cama. ¡Joer, qué mareo más tonto...! Dejamos la ropa "recogida" en el suelo y nos dormimos al tiempo que dejamos escapar un último “¿pod quéee…?" Nivel de apatía: 0% Nivel de sueño: 100% 
Espero que el ejemplo (que nada tiene que ver conmigo) sirva para demostrar que la apatía no es una constante y que fluctúa según la época y el momento. A mí, particularmente, cuando más me ataca es los lunes de mañana, cuando sí o sí he de terminar el blog. En fin, lo mejor que se puede decir es que nos adaptamos y aprendemos a vivir con ella, con nuestra amiga la apatía.

Antes de cerrar el blog y para los que os hayáis quedado con interés, añadir que Abuja cuenta con aeropuerto (el Aeropuerto Internacional Nnamdi Azikiwe) y que geográficamente destaca Aso Rock, un monolito de 400 metros creado por la erosión del agua. La Sede del Gobierno, la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo y la mayor parte de la ciudad se extienden al sur de la roca, al contrario que aquí, que estamos al norte de ella. También cabe citar que entre los puntos de interés destacan la Mezquita Nacional Nigeriana y el Centro Cristiano Nacional de Nigeria. Por último, comentar que Abuja es conocida por ser la mejor ciudad planificada de África, así como por ser una de las más saludables y caras. Sin embargo, la población en las zonas semidesarrolladas de la ciudad viven en asentamientos informales como Karu. Karu, construida para albergar a los siervos de los habitantes de la capital y a las familias con bajos ingresos, no tiene agua corriente, sanidad o electricidad.

Hasta la semana que viene y para los que pronto estaréis de vacaciones, disfrutadlas, qué narices, que os las merecéis…

lunes, 21 de junio de 2010

Los olores de nuestra niñez


Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.
(Francisco de Quevedo)

Desde el instante en que supe de él, me cayó bien Quevedo. No tengo un motivo concreto, quizás su aspecto, su ingenio, sus gafitas pequeñas (no sé si en el resto de los coles ocurría, pero en el mío los dos o tres gafotas de clase formábamos una piña: nos sentábamos juntos, estudiábamos juntos, no jugábamos al fútbol juntos y en ocasiones hasta nos zurraban juntos), el caso es que siempre fue mi escritor favorito. Y de entre todas las poesías que leí en aquella época, mi preferida era sin duda la de “A una nariz”. Esta predilección no era fruto de la casualidad, más bien era fruto de la solidaridad, la naturaleza y la genética se aliaron para dotarme de una hermosa nariz, aunque lo cierto es que por suerte, gracias a las gafas, nunca nadie pareció percatarse demasiado de su tamaño, lo que la mantuvo al margen de insultos y comentarios.
Profundizando en el tema, lo cierto es que la nariz me fue creciendo con el paso de los años, especialmente en la pubertad, época convulsa en la que parecía que la capacidad de crecimiento de la misma era ilimitada, parecía no tener fin; así que entre el desarrollo nasal y la facilidad para llenarme de granos, era la viva imagen del repelente adolescente Vicente. No, sin duda no fueron los momentos más dulces de mi vida, menos mal que aquello duró solo un par de años, de haber seguido así ahora sería el Rocco Siffredi de las narices…
Es curioso pero tengo un amiguete que también anda el hombre bastante bien dotado, al menos de lo que yo conozco: de nariz (aunque ahora que lo pienso su mujer está siempre muy sonriente…). Bueno, volviendo al asunto, el otro día hablando del tema me comentó que él de pequeño tenía un gran olfato y que cuando empezó a crecerle la nariz también notó que perdió algo de olfato y que ahora ya no tenía la misma capacidad de antes (aquí me quedé también sin saber muy bien a qué se refería). Tal vez la cosa funcione así, a más nariz menos capacidad olfativa… de ser así, ¡pobre Pinocho! Cuando tenga un rato voy a bucear en Internet a ver si averiguo el mail de Adrien Brody y le envío un correo preguntándole si a él también le ocurrió lo mismo y cómo narices se ligó a Elsa Pataky.
El caso es que con pérdidas de olfato o no, de todos nuestros sentidos, es el que más vívidamente se graba en nuestra memoria; podemos olvidar caras, lugares, sabores, texturas… pero un olor es prácticamente imborrable. ¡Cómo olvidar esos viajes en metro a las siete de la mañana! ¡Esos vagones sin aire acondicionado atestados de seres humanos! Ese pensamiento colectivo de “Dios, ¿dónde me meto?”. Afortunadamente la naturaleza es sabia y no recordamos los malos olores, los sufrimos, los pasamos y los olvidamos, memorizando solo aquellos que nos son especialmente gratos; de no ser así, no volveríamos a coger nunca más el metro, jajajajaja. Y es más, a los malos olores nos acostumbramos de manera que al final no nos percatamos tanto de ellos; que es lo que le debe pasar a ese gran grupo humano alérgico al agua y al jabón, y es que parece que no, pero la mugre protege…
Estábamos en que los olores conforman uno de los recuerdos más vívidos que podemos tener, basta volver a percibir un olor que nos es grato para que evoquemos de manera clara e inequívoca los recuerdos asociados al mismo. Para demostrarlo os pediría que si disponéis de unos segundos, os relajéis e intentéis recordar algo que os haya sido muy grato y si es de cuando erais unos chavalines, mejor que mejor. Vale, ya está el rarito de siempre (¡pachasco!), recordar “Gritos y susurros” de Ingmar Bergman no me vale como ejemplo, por más que se le salten las lágrimas y evoque el olor del ambientador del cine en que la vio por primera vez.
¿Qué…? ¿Os viene algún olor a la cabeza? A mí la verdad es que me vienen muchos, pese a que algunos de ellos puedan resultar un poco extravagantes. Recuerdo el olor del pan y del café recién hecho, el olor de la “tierra mojada” justo en el momento en que empieza a llover, el olor del mar, el de la goma de borrar Milán nata, el olor a naftalina de los armarios de mis abuelos, el del jabón Heno de Pravia y Lux con el que me bañaban cuando era pequeño, el olor a leche fresca y a tortas de anís que había en la tahona del pueblo en el que veraneaba, el olor de la hierba recién cortada, el increíble olor de los bebés, el olor de la Ronquina y del linimento de Sloam (el tío bigotes) que usaba mi padre, el olor del monte al atardecer y el de la paja puesta a secar al sol, el olor a sábanas limpias, el olor a leña y fuego de la cocina de mis abuelos, el del chocolate recién hecho, el olor de la fruta y la verdura de antes (era genial cuando los tomates olían a tomates), el olor a nuevo de las cosas… son tantos y tan gratos.
Y vosotros, ¿qué olores recordáis…? No seáis rácanos, compartidlos con todos nosotros.

Hasta la semana que viene.

lunes, 14 de junio de 2010

Nuestra amiga la SGAE


Hace mucho tiempo que tenía ganas de dedicar un blog a la Sociedad General de Autores y Editores, también conocida como “la SGAE”. Hablar mal de la SGAE sería algo bastante fácil y sencillo, basta navegar un poco por la Red para darse cuenta de la clase de sentimientos que genera la citada institución, pero prefería hacerlo desde un punto de vista objetivo, con mesura y sin dejarme llevar por el apasionamiento… me ha costado casi medio año, pero al fin creo que estoy preparado para ello.
Otro motivo por el que seré muy cuidadoso es que no me apetece la idea de que me demanden, ya que según recoge wikipedia, uno de los responsables de la SGAE, Pedro Farré, declara que se denunciará toda web que albergue contenido difamatorio contra la organización, haya sido incluido o no por el responsable de la página o portal en cuestión, así que me cuidaré muy mucho de difamar a nadie de la SGAE o faltar a la verdad, que no quiero lío alguno con esos estupendos seres humanos…
Para empezar por algún sitio, haremos lo que hace cualquier persona cuando no tiene conocimiento sobre un tema concreto y quiere tenerlo, buscaremos la información en Internet utilizando para ello un buscador; y con el objeto de ser lo más objetivo posible, utilizaremos el que utiliza casi todo el mundo: Google. Ya estamos como siempre, ya tengo al rarito de siempre tocando los tachines y comentándote que él utiliza Bing. Vale, él que utilice Bing, nosotros utilizaremos Google. Abrimos el buscador e introducimos “SGAE” en la caja de texto, pulsamos “Buscar” y este es el resultado que arroja a día de hoy:
  1. En primer lugar aparece, como resulta lógico deducir, la página web de la propia SGAE. No tengo nada que decir al respecto salvo comentaros que tengáis cuidado con esta página y os explico el porqué. Veréis, con el objeto de protegerme algo mejor de los miles de virus informáticos que campan por doquier, además de programas antivirus, antiespía y antimalware, utilizo un plugin para el navegador llamado WOT (http://wot-ie.softonic.com/). Dicho plugin, que es gratuito, cataloga las páginas en función de su peligrosidad, de manera que mediante iconos de colores nos permite conocer la peligrosidad de una página antes de entrar en la misma. Para identificar si una página web es segura o no, WOT utiliza una especie de rosquilla de color; dependiendo el color de esta rosquilla puede saberse si la página web es segura (rosquilla verde), es de seguridad dudosa (rosquilla amarilla) o es muy peligrosa (rosquilla roja). Normalmente las páginas señalizadas en rojo coinciden con páginas web que practican la estafa (pishing), distribuyen programas malintencionados (es decir, programas que pueden dañar nuestros ordenadores), aplicaciones espía o virus informáticos, o que utilizan el spam como medio publicitario. Bien, la página de la SGAE tiene un aviso rojo; es decir, máxima peligrosidad. Poco más puedo comentar a este respecto…
  2. En segundo lugar aparece la wikipedia, nada que añadir salvo que me gusta la wikipedia.
  3. En tercer lugar aparece la URL: http://putasgae.info/ ¿Sabéis? No es fácil aparecer en tercera posición al hacer una búsqueda en Google. Lo que resulta más curioso de todo es que dicha web aparece con una rosquilla verde de WOT, lo que significa que es una dirección segura y confiable, ¿curioso, verdad? Quisiera aprovechar para recalcar que yo no conocía esta web antes de realizar la búsqueda, que no la he visitado jamás y que la Asociación de Internautas fue condenada a pagar una indemnización de 36.000 euros por alojar este site. (¡Glub!) 
    Por cierto, que adjunto una captura de pantalla del resultado de la búsqueda de SGAE en el buscador para demostrar que todo cuanto indico es cierto, que repito que no quiero problema alguno con esa magnífica institución.


    Como anécdota comentaros también que cuando introducimos la palabra “ladrones” en Google, a fecha de 14 de junio de 2.010 aparece el resultado que podéis observar en la siguiente imagen y que a modo de resumen os puedo indicar que en la séptima u octava referencia, según se mire, hace una referencia directa a la página web de la SGAE (con la consabida rosquilla roja). Como añadido y citando de nuevo a wikipedia, Teddy Bautista ha acusado de «fascismo» a Google por este hecho, lo que ignoro es si Google ha demandado a Teddy bautista por difamación…

    Me hubiese metido en la página web de la SGAE para trasladaros parte de su historia, pero dado que ha quedado claro que confío en el criterio de WOT (y hasta ahora me ha ido bastante bien) y que aprecio bastante la integridad de mis datos y de mi ordenador, optaré por buscar la información en fuentes alternativas, remitiéndome a wikipedia una vez más.
    Bien, aunque la institución de la SGAE tiene ya más de cien años de historia, no ha sido hasta hace 20 años cuando ha alcanzado una gran notoriedad a raíz del conflicto que le ha enfrentado a la industria electrónica por la aplicación a los nuevos soportes digitales del llamado "canon compensatorio por copia privada". Los fabricantes sugirieron en su día la introducción de una tasa genérica que compensara a los autores por las copias que realizarán los usuarios con las nuevas grabadoras de casetes y vídeo que se proponían introducir al mercado, pero al solicitar la sociedades de gestión su ampliación a los nuevos formatos, se opusieron a ello, financiando campañas publicitarias y la creación de asociaciones y elementos propagandísticos, como la famosa plataforma "Todos contra el canon", que han hecho mella en la imagen pública de la entidad, que se ha ganado el rechazo de un amplio sector de la sociedad por el cobro del llamado canon digital, cuya recaudación se reparte entre los asociados.
    Cabe citar que la abogada Verica Trstenjak del Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictaminó que el canon digital impuesto en España por la SGAE es considerado ilegal por realizarse de forma indiscriminada, tanto a empresas como profesionales para fines ajenos a la copia privada.
    Si consultamos la Constitución Española y nos dirigimos al Título I que trata sobre los derechos y deberes fundamentales, encontramos que en la Sección I el artículo 24 recoge lo siguiente:
    1. Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda producirse indefensión.
    2. Asimismo, todos tienen derecho al Juez ordinario predeterminado por la ley, a la defensa y a la asistencia de letrado, a ser informados de la acusación formulada contra ellos, a un proceso público sin dilaciones indebidas y con todas las garantías, a utilizar los medios de prueba pertinentes para su defensa, a no declarar contra sí mismos, a no confesarse culpables y a la presunción de inocencia.
    Si relacionamos esto con la remuneración compensatoria por copia privada o canon por copia privada, que es una tasa aplicada a diversos medios de grabación y cuya recaudación reciben los autores, editores, productores y artistas, asociados a alguna entidad privada de gestión de derechos de autor, en compensación por las copias que se hacen de sus trabajos en el ámbito privado, observamos que la cosa tiene su miga, porque se carga por completo la presunción de inocencia. En este caso concreto y en contra de lo que recoge la Carta Magna, todos somos culpables mientras no se demuestre lo contrario… ¿Creéis de verdad que esto podría ocurrir en países del primer mundo…? ¿Qué os puedo decir? Resulta cuanto menos cuestionable el hecho de que vaya a comprar un CD para grabar las fotos de la comunión de mi sobrina Merceditas, por ejemplo, y que tenga que pagar un canon por si hago otra cosa con ese CD, de juzgado de guardia... Ya puestos y viendo que esto es Jauja, lo que no entiendo es cómo este tipo de canon no se extiende a otros hábitos de la vida cotidiana. Imaginemos la siguiente escena:

    - Hola, buenos días.
    - Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?
    - Pues verá, necesitaba un par de taburetes para la cocina.
    - ¿Y ha pensado en algún tipo de taburete en concreto?
    - Nada especial, tengo una encimera alta en la cocina y quería dos taburetes para poder desayunar en ella con mi señora. En principio no tenemos pensado nada en concreto aunque nos gustaría que tuviesen ruedas y que fuesen de acero mate, la cocina la tenemos así.
    - Entiendo, en acero mate y con ruedas. Veamos, ¿necesita que tengan respaldo?
    - En realidad no, son solo para desayunar y apenas estaremos en ellas cuatro o cinco minutos.
    - Perfecto, ¿y el asiento? ¿Lo desean acolchado? ¿De plástico? ¿De madera? ¿Anatómico?
    - No, uno normal nos basta, de plástico mismo. Algo baratito y funcional, ya sabe.
    - Muy bien, pues con las características que me indica tendría el modelo “Sevilla” que sale muy bien de precio. Mire, sería este, como ve tiene ruedas de policarbonato altamente resistente, estructura de acero en mate y asiento rígido anatómico, ¿qué le parece?
    - Muy majo, me gusta… ¿Y a cuánto sale?
    - Pues sale en ochenta y tres euros más el canon.
    - ¿Qué canon?
    - El canon “por uso distinto al de taburete”.
    - No entiendo, ¿está de broma?
    - No, en absoluto. Es un nuevo canon con el que se gravan desde hace dos meses a todas las compras de taburetes que se hagan y que contempla aquellos usos que puedan hacerse del taburete y que sean distintos al de sentarse.
    - ¿Y para qué coño se puede usar un taburete si no es para sentarse?
    - Se sorprendería si le contase… Lo que puedo decirle es que de momento el canon se deriva hacia tres instituciones diferentes, que son la Sociedad General de Actividades Sexuales No Programadas (SGASNP), la Sociedad General del Bricolaje (SGB) y la Sociedad General de Armas Españolas (SGAES), con ese al final, no hay que confundirlo con la SGAE.
    - Me está vacilando. ¿Qué es? ¿Una cámara oculta…?
    - No señor, en absoluto. Piense un poco. Imagínese que se acaban de levantar y está desayunando con su mujer en el taburete. Ella lleva un camisón muy sexy que deja entrever un poco el pecho y a lo tonto a lo tonto, le entran ganas de… Y dicho y hecho, que se ponen allí mismo a procrear, sobre el propio taburete… y es justamente ahí donde entraría el canon “por uso distinto al del taburete” ya que no se puede decir que lo estuviese usando para sentarse en ese preciso momento…
    - Definitivamente me está vacilando además de no tener ni idea de cómo es mi señora...
    - ¡Que no, que no! Por otra parte, imagínese que el vecino de abajo llama a su puerta y se pone hecho un energúmeno porque juzga que pone la televisión muy alta. Y entre insulto e insulto se va violentado hasta que pierde los papeles e intenta agredirle. Usted intenta evitar la confrontación, pero el vecino se le echa encima y empieza a golpearle. Al final no le queda más remedio que defenderse y para ello engancha lo primero que tiene a mano, ¿y qué es? Efectivamente, el taburete. ¿Ve? Otro uso distinto del previsto...
    - No, si visto así…
    - Y el tercer canon, el de la SGB es bien claro. Quiere clavar un clavo para colgar un cuadro y por más que ha buscado no encuentra el dichoso martillo. Además, permítame que use a su mujer de nuevo, a la que por cierto no conozco de nada, le está volviendo loco con que para una cosa que le pide, que si nunca mueve una paja, que si tal que si Pascual... Al final, harto de la situación coge el taburete y clava el dichoso clavo con él. ¿Ve? Otro uso distinto del taburete… Si al final lo tienen todo pensado.
    - Oiga, y si yo no uso el taburete más que para sentarme, que es para lo que lo quiero, ¿qué sucede…?
    - ¿Me permite que le hable con franqueza…?
    - Sí, claro, por supuesto.
    - Bien, en ese caso se jode, así de sencillo.
    - Pues vaya. ¿Y cuánto es el dichoso canon?
    - El total de los tres canon es de cincuenta euros.
    - ¿Cincuenta euros…? Pero eso es un atraco.
    - Oiga, es lo que hay, yo no he escrito la ley y se rumorea además que van a poner un cuarto canon después del verano, aunque aún es pronto para decir nada.
    - Prefiero no saber para qué es. ¿Y esto es legal…?
    - Pues debe serlo porque es lo que hay.
    - ¿Y no se queja nadie?
    - Sí, se quejan mucho pero al final pagan, esto son lentejas, si quieren un taburete…
    - Pues a mí me parece un abuso, ¿qué quiere que le diga? Mire, gracias por la información, pero de momento voy a pensármelo, cincuenta euros por taburete me parece mucho dinero. Ya me pasaré si eso, muchas gracias.
    - No hay de qué, buenos días señor.
    Pues por surrealista que pueda parecer este ejemplo, pasan cosas mucho más extrañas en la vida real y es que ya sabéis que en muchas ocasiones la realidad supera con creces a la ficción. A modo de ejemplo y citando de nuevo la wikipedia destacar algunos casos como el sucedido en enero de 2006, en el que la organización decidió devolver los 518 euros que había hecho pagar, tras una denuncia, a la compañía de teatro Taller Cultural de Fuentepelayo (Segovia), una organización sin ánimo de lucro que se encuentra formada en su mayor parte por niños discapacitados. Aunque desde la SGAE se aseguró que el proceso fue fruto de un “error”, algunos creen que la marcha atrás fue debida a la campaña de denuncia que se levantó en los meses previos en diversos blogs y portales de internet.
    En abril del 2009, la SGAE amenazó con impedir un concierto benéfico de David Bisbal, cuya recaudación en principio iba a dirigirse íntegramente al tratamiento de un niño de 5 años aquejado del Síndrome de Alexander, si no se le entregaba el 10% de la recaudación. Finalmente, la organización pagó 5.000 € a la SGAE, pero tras aparecer la noticia en diversos medios, y ante la respuesta negativa de la opinión pública, el organismo de gestión devolvió el dinero recaudado en forma de donación.
    La prensa se hizo eco en el verano de 2009 de unas incendiarias declaraciones de políticos locales de Zalamea de la Serena (Badajoz) y Fuente Obejuna (Córdoba) según las cuales, la sociedad reclamaría 24.000 y 30.000 euros respectivamente a cada uno de esos ayuntamientos por las representaciones populares de obras clásicas del teatro español. La primera representación utilizó la adaptación de Francisco Brines, la segunda la de un autor que no es socio de la SGAE. Algo similar se oyó respecto a las fiestas de moros y cristianos de algunos pueblos del Levante.
    En fin, que como dijo Don Quijote, “con la Iglesia hemos dado, Sancho”, para los que tengáis Internet y ganas de ampliar información, hay miles de páginas en Internet que hablan ampliamente sobre el tema; eso sí, instalaros WOT y tened cuidado de no meteros en páginas que puedan resultar peligrosas para la integridad de vuestros datos y discos duros, ya sabéis, las que tengan una rosquilla roja…
    Por mi parte solo quisiera añadir que he pedido permiso a la revista El Jueves para poder publicar como foto del blog una portada suya que versa sobre el asunto (Revista El Jueves número 1521, de 19 de julio de 2006) y que en este blog no he difamado, insultado o vilipendiado a ninguna institución ni a ningún miembro de la SGAE, más bien al contrario, la SGAE me parece una respetable institución que vela por los intereses de sus afiliados y socios, personas todas ellas estupendas y respetables, a las que yo admiro y les deseo los mejores parabienes y que Dios les guarde por muchos años. Respecto a la información dada ha sido recogida de wikipedia, sin que yo haya añadido o modificado nada. Una vez salvaguardada mi integridad penal, solo me queda despedirme de todos hasta la semana que viene.
    Por cierto, que quisiera echarme una flor y felicitarme a mí mismo por haber conseguido hablar de la SGAE que he conseguido hacerlo sin mencionar a cantante alguno (ni tan siquiera ese que estáis pensando, malandrines), lo cual creo que es meritorio.
    Un fuerte abrazo para todos y en especial para la noble gente de la SGAE.

    lunes, 7 de junio de 2010

    Producto “oficial”


    Resulta increíble la profusión de camisetas de la selección española que proliferan por doquier, es casi una plaga. Esta mañana he tenido que ir a una consulta médica y en la entrada al ambulatorio había un vendedor ambulante que tenía el repertorio completo de merchandinsing de la selección española. El hombre tenía gorras, bufandas, muñequeras, mecheros, carteras, banderas, camisetas, pulseras y nos os lo perdáis, una cartera porta-preservativos con la bandera y el escudo de España (que digo yo que será para celebrar con la pareja los triunfos de la selección, o las derrotas, que para esas celebraciones tanto da). Tras sortearle y entrar como pude al centro de salud, me encuentro a dos niños de unos siete años, vendiendo papeletas del colegio para el sorteo de “la selección”, cuyos premios consistían en una televisión de plasma para no perderse ningún partido de la roja y un equipamiento completo del uniforme oficial de la selección. No sé muy bien cuántas papeletas habrán colocado pero lo cierto es que la libreta de las participaciones se veía bastante completa.
    Una vez estaba esperando mi turno en la consulta apareció un chino vendiendo CDs de música, de entre los que destacaba uno que se titulaba “Las canciones de la selección española" y aunque tuve tentaciones de echarle una ojeada (reconozco que me moría de curiosidad por saber qué canciones contenía. ¿Habría alguna de Georgie Dann? Ya me la imagino: “la selección, la selección, que ya huele a campeón…”) al final decidí dejarlo correr, no fuera a tener problemas con Ramoncín y sus Secuaces (de las SGAE, se sobreentiende). Andaba ensimismado cuando un móvil sonó en la sala de al lado, en condiciones normales no me habría llamado la atención pero en esta ocasión sí, ¿cómo no? Era el himno de España (hemos pasado del himno del Madrid al de España sin ningún tipo de transición, jajajajaja).
    Es tal lo acostumbrados que estamos que al final me sorprendió un poco comprobar que el médico no llevaba una corbata de la selección, aunque eso sí, era roja (nunca había visto un médico con una corbata roja, parece un tanto inapropiado).
    Una vez terminada la consulta aproveché para pasarme a por pan, no sin antes tener que sortear a unos niños que jugaban al fútbol vestidos todos ellos con camisetas rojas de “La Roja” idénticas a las que vendía el señor del centro de salud. Para atravesar la maraña de niños hube de poner a prueba mis dotes de super-héroe a fin de evitar que me dieran un balonazo en zonas poco recomendables para recibir balonazos y pisar uno de los abundantes recuerdos caninos hábilmente distribuidos por la acera. Por raro que pueda parecer,  conseguí llegar a la panadería sano y salvo, sin recibir balonazo alguno y lo que es mejor, sin pisar ningún recuerdo, y encima sólo tenía dos personas delante, debía ser mi día de suerte.
    La alegría duró poco, la primera persona fue relativamente rápida, tan solo tardó cinco minutos en llevarse una simple barra de pan (os prometo que no se llevó absolutamente nada más); aunque lo cortés no quita lo valiente, educada era un rato. La cosa trascurrió poco más o menos así:

    - Hola, buenos días.
    - Buenos días, ¿qué desea?
    - Verá quería una barra de pan.
    - ¿De boutique o de panificadora?
    - No sé, ¿en qué se diferencian?
    - El de boutique es pan caliente que hacemos aquí en horno propio y el de panificadora es pan que nos llega ya hecho desde la panificadora.
    - ¿Y qué diferencia hay?
    - Es pan diferente, aunque sale un poco más caro nosotros el que más vendemos es el que hacemos aquí, resulta más tierno.
    - ¿Y en cuánto sale?
    - ¿Cuál? ¿El de boutique…? Sale en sesenta y cinco céntimos.
    - ¿Y el de panificadora?
    - El de panificadora cincuenta y cinco.
    - Pues no sé muy bien, me han encargado una barra pero no me han dicho de cual…
    - Cualquiera de los dos es bueno-, aunque el tono que empleó el panadero denotaba que estaba empezando a perder un poco la paciencia-. ¿Cuál le pongo entonces?
    - No sé, ¿usted cuál se llevaría?
    - Mire, si le parece le pongo una barra de boutique que como ya le he dicho antes resulta bastante más tierno.
    - No, si le parece póngame mejor una barra de panificadora que parece estar algo menos quemado.
    - Muy bien, ¿algo más?
    - No gracias, eso es todo. ¿Cuánto es?
    - Cincuenta y cinco céntimos, caballero.
    - ¿Sabe qué? Si no le es molestia creo que al final me voy a llevar una barra de las otras, ya que me dice usted que es más tierno…
    - ¡Nos está costando decidirnos…! -recalcó con evidentes síntomas de quedarle ya muy poca paciencia-. Pues aquí tiene, son sesenta y cinco céntimos.
    - ¿Pero no dijo que eran cincuenta y cinco?
    - No señor, cincuenta y cinco céntimos era el de panificadora, el de boutique sale en sesenta y cinco.
    - Vale, vale… Aquí tiene. Veinte… treinta… cuarenta… sesenta… sesenta y dos… sesenta y tres… y sesenta y cinco… Justo.
    - Gracias.
    - Adiós, buenos días.

    Yo ya pensaba que lo peor no había pasado, pero como casi siempre: me equivocaba. La otra persona era una mujer obesa de unos treinta y pico, con obsesión compulsiva por el dulce y que no paró hasta agotar casi por completo las existencias de pasteles y bollos de la panadería. Creo que se llevó un kilo de pasteles variados, dos napolitanas de chocolate, una bamba de crema, un donuts que pidió no se lo envolviese, que se lo iría comiendo de camino a casa; un pepito, una aguja de ternera y un paquete de magdalenas artesanas (menos mal que el tío de antes ya se había ido, si llega a ver que había varias clases de magdalenas…). ¡Ah! Y cuatro barras de boutique.
    Ya iba a pedir cuando la gorda se vuelve y dice que había olvidado pedir dos bolsas de gusanitos, de las que llevaban cromos del mundial. Y ahí estaba de nuevo la selección. Resulta que la selección española también tiene gusanitos oficiales, ya me los imagino en los descansos de los entrenamientos, tumbados en el césped poniéndose ciegos a gusanitos. En fin, lo típico…
    Lo mejor es cuando ya camino de casa observo unas vallas publicitarias en las que la selección también tiene presencia. En una de ellas un conocido comercio que no es tonto nos insta a comprar un televisor de manera que si la selección española gana todo, ellos nos devuelven todo… Junto a este puedo ver otro anuncio que muestra un coche muy cuco y que reza “el coche oficial de la selección española”. Se me escapa la conclusión a la que se supone que debería llegar, aunque imagino que dado que es el coche oficial de la selección española debería desear comprarlo… (¡Las cosas de los publicistas! ¿Qué os puedo decir?). Y por último otro anuncio de un mayorista de viajes, en el que se nos ofrece un viaje a Sudáfrica para apoyar a la selección española por un módico precio de cuatro cifras. Otra cosa que no entiendo, ¿por qué habría de pagar por animar a veintidós millonarios? Pienso que lo lógico sería que nos pagasen ellos a nosotros, ¿no es así?
    Y ya confiado, cuando al fin creo haber sobrevivido a la invasión de "seleccionitis", abro el buzón de casa y lo encuentro rebosante de publicidad de “algo” de la selección española. Pero si hasta en el sobre de la correspondencia bancaria encuentro que la selección también tiene banco “oficial”…
    Por mi parte y puestos a apoyar algún producto “oficial”, me quedo sin duda con la casa Wonderbra.
    En fin, que si no era suficiente con la crisis ahora encima nos toca el mundial, y para colmo me pilla sin camiseta…


    Hasta la semana que viene.