martes, 7 de diciembre de 2010

Nuestros amigos los controladores


Aunque inicialmente el tema previsto para el blog de hoy era otro, la actualidad manda y en el último momento no me ha quedado más remedio que dedicarle la entrada a ese entrañable y querido colectivo que conforman los controladores aéreos.
Dado el carácter amable que suele tener este blog, no se me ocurre mejor manera de empezar el mismo que contándoos un chiste aeroportuario muy oído estos días en la terminal T-4 del Aeropuerto de Barajas, que es el lugar al que como sabéis, he ido a pasar estos días de vacaciones. El chiste dice así:
- ¿Qué son mil controladores con una piedra a los pies en el fondo del mar?
- ¡¡Un buen principio...!!
La cuestión es que no sé muy bien si el chiste tiene mucha gracia o no, pero lo que os puedo asegurar es que sobraban voluntarios para ir a buscar las piedras... ¡¡Cosas de aeropuertos!! ¿Qué os voy a decir...?

He de reconocer que en esta ocasión me va a costar mucho más mostrarme tan conciliador con el colectivo de los controladores aéreos como con otros admirados colectivos de los que he hablado en ocasiones anteriores (SGAEnianos, políticos, banqueros, promotores inmobiliarios, etc.), pero en esta ocasión el cariño que siento por ellos es tan abrumadoramente grande que me es muy difícil sustraerme a la imperiosa necesidad que siento de abrazar a todos y cada uno de ellos, y es que ¡¡tengo tanto amor para dar...!!

Apartado fotos. Como todo buen blog de viajes que se precie, antes de nada y para que os hagáis una idea más clara de las bondades de Amsterdam, quería mostraros unas fotos que he hecho a lo largo de estos días que os darán una idea de la belleza de los parajes visitados.


Plaza de Waterloo: Lugar donde los judíos organizaban su mercadillo.

Museo Van Gogh: Uno de los museos más completos del mundo.

Palacio Real: Impresionante construcción que os dejará sin habla.
 
Barrio Rojo: Es el barrio más conocido de Amsterdam.
 
Plaza Damn: Plaza emblemática de la ciudad.

Una de las cosas buenas que ha tenido todo esto (y ahora estoy hablando en serio, sin ningún tipo de ironía ni segunda intención), es que he tenido la oportunidad de conocer un montón de gente estupenda (por cierto, siento deciros que no había ningún controlador en ese grupo), que en otra situación jamás hubiese tenido la oportunidad de conocer (gracias, controladores). Y sí, es cierto, se conoce mucha gente cuando uno se pasa más de diez horas en una cola, esperando al menos (ya que no se viaja), poder poner una bonita reclamación que apenas servirá para nada. Por cierto, aprovecho aquí para hacer un inciso y felicitar a esa gran compañía tan nuestra que es Iberia, por la estupenda gestión y el enorme despliegue de medios que ha llevado a cabo para solventar esta crisis (gracias, Iberia). Y es que de tropecientos stands de atención al público que Iberia tiene en la T-4, sólo dos abiertos, ¿para qué iban a abrir más? Pensad que si abren más, la gente igual se anima y reclama más... En cada uno de los stands atendían dos señoritas, que estoy absolutamente convencido que fueron especialmente seleccionadas y adiestradas por la compañía para este tipo de situaciones, transmitían una paz... era como si toda la agitación, malestar y crispación que les rodeaba no fuera con ellas; eran todo relajación, tranquilidad y serenidad (gracias de nuevo, Iberia) y eso creo que es bueno, porque ya sabéis que dicen que el estrés quita años de vida. Para resumir, tropecientos stands, sólo dos abiertos, dos señoritas "anti-estrés" en cada uno de ellos que atendían a un pasajero cada 20/25 minutos (no son datos dados al azar, han sido comprobados y contrastados en repetidas ocasiones); así las cosas, haciendo una sencilla operación aritmética, observamos que la media de atención a pasajeros dada por Iberia en esta situación de crisis, ascendía a una media de 12 pasajeros a la hora (gracias una vez más, Iberia). Teniendo en cuenta que las colas superaban con creces las mil personas, imaginaos la de horas y paciencia que había que echar para lograr que te atendiesen las "anti-estrés". En mi caso concreto, habida cuenta de que era uno de los privilegiados a los que el "plante controladorístico" pilló en su ciudad de origen (un número incalculable de personas no tuvieron esa suerte), decidí parar la juerga a las doce de la noche (uno ya va teniendo sus años y no aguanta la fiesta igual que antes), tras más de ocho horas de disfrutar como un loco en la cola, coger mis bártulos e irme a casa a dormir, ya continuaría la juerga al día siguiente, quedaba tanta gente aún por conocer (gracias, controladores).
Otra de las cosas divertidas que uno podía hacer allí, era dejarse entrevistar por alguno de los cientos de periodistas que se desplazaron hasta allí para cubrir el evento. Resultaba curioso como en determinados momentos se formaban pequeñas colas de periodistas esperando poder entrevistar a un mismo viajero, cosa que resultaba bastante inexplicable porque otra cosa no, pero viajeros... En fin, cosas de los periodistas. De cuando en cuando las colas se amenizaban con lo que llamamos "procesiones aeroportuarias" y en las horas que estuve en las distintas colas, tuve la fortuna de verlas de todo tipo: pro-lucha saharaui, pro-pena de muerte para ciertos colectivos de trabajadores de Aena, pro-experimentos médicos para cierto colectivo de trabajadores de Aena e incluso una pequeña procesión de Hare Krishna que fue lo que faltaba para que las "anti-estrés" se estresasen menos todavía... Y cómo no, si  a uno le entraba el gusanillo podía disfrutar también de la estupenda, asequible y amplia restauración del aeropuerto, que permitía elegir entre hamburguesa, bocadillo, sándwich, hamburguesa, bocadillo y sándwich, lo que no está nada mal (gracias, Aena). Eso sí, había que tener un poco de paciencia, cada lugar tenía sus correspondientes colas. Respecto a esto, tuve la ocasión de charlar con un señor de Murcia que me comentó que eran cinco de familia y que cada uno estaba en una cola. Mientras él permanecía en la cola de Iberia (gracias otra vez, Iberia), el hijo mayor estaba con el pequeño en la cola de los servicios, la hija mediana estaba en la cola de Aena y la mujer en la de McDonald's, eso era saber organizarse. Los que parecían no llevarlo tan bien eran las parejas y familias poco numerosas, había que multiplicarse...
Ni que decir tiene que no todo fue diversión, como en todo viaje que se precie existieron también malos momentos; momentos en los que se sucedieron escenas desafortunadas, como la imagen de los niños pequeños durmiendo en los servicios, el matrimonio de muy avanzada edad que no encontraban lugar alguno en el que sentarse, las personas que acurrucadas que tiritaban de frío bajo alguno de los paneles informativos ahora vacíos, las escenas de personas que trataban de explicar a algún empleado de Aena que precisaban tomar su medicación, que se encontraba en las maletas que fueron facturadas y nunca devueltas; la imagen de familias enteras (con perro incluido) dormitando amontonadas junto a los puestos de facturación ahora vacíos, adolescentes llorosas que explicaban a sus parientes lejanos que no sabía cuándo podrían regresar y que ya no les quedaba ni dinero ni saldo en el móvil; y lo peor de todo, la estampa de desconsuelo que ofrecía el ver a miles de personas desorientadas, cansadas, desesperanzadas, que ante la desinformación existente (allí nadie daba la cara ni informaba de nada), se preguntaban sin descanso unas a otras... Es cierto, en aquellos momentos había que ser fuerte y hacer de tripas corazón, para no dejarse llevar por las emociones y dar rienda suelta a lo que todos, en mayor o menor medida, desearían hacer: arrasar el aeropuerto, asaltar la torre de control y colgar a todos los controladores de la antena mayor, expropiar las confortables sillas de los empleados de Aena para ofrecérselas a los matrimonios de muy avanzada edad que las imploraban; entrar en la tienda de telefonía y tomar prestados móviles con saldo, de manera que las adolescentes llorosas y asustadas pudiesen al menos contactar con sus familias; entrar sin miramientos en las lujosas salas Vips para poder ofrecer a las pobres criaturas que dormitaban en los servicios, un lugar un poco más cálido y acogedor en el que pudiesen pasar la noche, y lo más importante, ocupar las lujosas casas de todos y cada uno de los controladores, y ofrecérsela a todos aquellos viajeros a los que debido a su avanzada edad o condición física, no les fuese viable pasar la noche en vela sentados sobre su maleta, o intentar dormir algo tirados como trapos en el frío suelo de un aeropuerto (gracias, controladores. Gracias, Aena)...
Pero por desgracia para muchos y suerte para unos pocos, rara vez las cosas acontecen como deberían acontecer, y así es que los "pocos", los generadores de todo aquel caos, terminada su jornada laboral (o debería decir "terminada su jornada no-laboral"), se retiraron tranquilamente a dormir en sus confortables y cálidas camas; mientras que los "muchos", las víctimas inocentes de todo aquel caos, debieron acomodarse en el frío suelo, pensando que algún día ellos también podrían volver a dormir en su apacible lecho (gracias una vez más, controladores)...
No sé si será por nuestra historia, por la ineptitud de nuestros dirigentes, por la ineficacia de nuestros funcionarios o porque simplemente somos así, pero el caso es que aquí nunca pasa nada. No importa si nos roba el político de turno, no importa si nos estafa el presidente de la patronal, no importa si nos mangonea el conserje de cualquier Ministerio o el controlador de cualquier torre de control, aquí nunca pasa nada, nos resignamos con todo. De verdad, estoy seguro que si esto que ha pasado pasa en un país del primer mundo, pongamos a Francia por ejemplo, ¿creéis que hubiese sucedido lo mismo que aquí? ¿Pensáis que no hubieran arrasado el aeropuerto? ¿Pensáis que no hubiesen rodado cabezas...? Ya lo hicieron una vez y creedme, por cuestiones muchos más triviales que ésta...
Como muestra un botón. En el año 1.981, al inicio de la era Reagan, aunque por motivos distintos, 11.345 controladores aéreos de los 17.500 que trabajaban en los aeropuertos de Estados Unidos, realizaron un paro ilegal el 3 de agosto, en plena campaña estival, provocando un caos muy similar al ocurrido aquí. El conflicto se solucionó rápidamente (es lo que tiene tener dirigentes de verdad y eso dicho de un personaje tan nefasto como Ronald Reagan, que ya tiene miga la cosa...), se lanzó un ultimátum a los huelguistas: en 48 horas debían estar incorporados a sus puestos de trabajo. Sólo lo hicieron 1.300, pero fueron suficientes. Con los que se opusieron a la huelga, más los que se reincorporaron, otros 3.000 controladores con categoría de supervisores y 900 militares, se consiguió que en tiempo récord el 80 por ciento de los vuelos operase con normalidad. Ni que decir tiene que Reagan cumplió su amenaza y no sólo despidió a los más de 11.000 huelguistas, sino que impidió legalmente que pudieran volver a ser contratados en el sector aéreo y se impusieron cuantiosas indemnizaciones. Fin del conflicto. Veremos en qué termina aquí todo...
A fecha de hoy, cuando el Gobierno afirma que todo ha vuelto a la normalidad, un comandante de vuelo ha afirmado lo siguiente:
  • Los controladores están trabajando, pero lo están haciendo con suma desidia y lentitud, de manera que no están dando salida a los vuelos que deberían dar salida.
  • Los controladores aéreos españoles son los controladores mejor pagados de toda la Comunidad Europea (y pensad cómo están los salarios en Europa...).
  • Los controladores aéreos españoles poseen los mejores medios técnicos de toda Europa (y en Europa existen países como Alemania, Francia, Gran Bretaña...).
  • Los controladores aéreos españoles son los menos productivos de toda Europa.
  • Bruselas asigna a los distintos países el número de vuelos solicitado por los controladores y casualmente, en España, es inferior al de otros países.
Con estos datos (que son totalmente contrastables) y sabiendo que hay un montón de controladores formados en paro, con unas ganas enormes de trabajar aún con sueldos considerablemente menores que los existentes, ¡dónde estriba la dificultad de emplear políticas "Reagan"? Es que lo que ha ocurrido es muy gordo, hasta el punto que como sabéis se ha decretado el "Estado de Emergencia". Hay 600.000 personas afectadas, cada una de esas 600.000 personas tiene una historia detrás, lo que implica que existen más de 600.000 problemas, muchos de los cuales no pasan por una simple pérdida de unos días de vacaciones (lo que no significa que no sea importante, que lo es, una alegría en un país tan carente de ellas, no es tema baladí), es que tras muchas de esas 600.000 historias hay un número considerablemente elevado de auténticos dramas: órganos para trasplantes que no llegan y se pierden, alimentos perecederos que se estropean en las bodegas de los aviones, medicamentos que no llegan, enfermos que no pueden desplazarse para recibir tratamientos, personas que no pueden acudir a un entierro de un ser querido, bodas que quedan canceladas porque los novios no pueden trasladarse a tiempo; encuentros familiares largamente planeados abortados, enfermos que fallecen sin haber tenido la oportunidad de despedirnos de ellos... 600.000 historias, 600.000 dramas, pérdidas económicas incalculables, pérdidas morales incuantificables... y aún así, hemos de soportar que algunos controladores afirmen que ellos también sufren y que es duro aguantar tanta presión en el trabajo. Había una pobre que afirmaba: "nosotros también sufrimos y lo pasamos mal, yo por ejemplo, tengo que estar tomándome ansiolíticos..." ¡Pobre! ¡Cuánta pena me da! ¡Si es que mira que hablar mal de ellos! Lo triste no es que la individua esa lo piense (que ya está mal), lo triste es que lo diga... Ante declaraciones de esta índole (y no está entre las peores que hemos oído y que oiremos) solo se puede decir una cosa: nada. Permitidme que en mi caso me refugie en mi filosofía particular y que me ciña una vez más a eso de: "Nunca enseñes a cantar a un cerdo, se pierde el tiempo y se molesta al cerdo". Y esto es exactamente lo que hay que aplicar a tan estupendos seres humanos, porque cualquier otra cosa que podamos decir no solo no va a servir de nada, es que además vamos a ofenderles y se van a molestar, y todos hemos visto de lo que son capaces cuando se molestan...
Ignoro la justificación que los controladores puedan dar a lo que han hecho, aunque la verdad es que no me interesa en lo más mínimo, porque por justificados que pudiesen ser sus motivos, perdieron toda legitimidad cuando decidieron actuar como lo hicieron. ¡No, amigos controladores! El fin no justifica los medios y si aún no habéis aprendido eso, no me extraña que actuéis en el modo en que lo hacéis; vuestro racionamiento es universal, ya sabéis, cinco mil millones de moscas no pueden estar equivocadas...
En estos días que he tenido la fortuna de pasar en el aeropuerto he oído de todo, algunas cosas dichas con mucho tino y otras tantas muy viscerales, producto de la ofuscación y de la desesperación; pero entre todas ellas subyace una: "os merecéis pasar por lo mismo que han pasado todas y cada una de las 600.000 personas, como un infierno eternamente repetido". Y es entonces, cuando los afectados podríamos empezar a escuchar vuestras infantiles justificaciones. Pero, ¿qué os creéis? ¿Que la gente tiene trabajos estupendos y maravillosos...? Abrid los ojos, madurad un poquito, el mundo no es de color rosa. Quién más, quién menos, se siente maltratado en su trabajo, soporta grandes presiones, trabaja mucho más de lo que debería y aún así, con la que está cayendo en este nuestro país, da gracias de poder hacerlo. Es lícito luchar por nuestros derechos pero me remito a lo dicho anteriormente, hay que saber hacerlo. ¿Sabéis cuál es la diferencia entre la mayoría de los afectados y vosotros? Que ninguno de ellos tiene ni tendrá jamás vuestro sueldo y por raro que os parezca, sí, hay gente que se deja la piel por menos de mil euros al mes y en muchos casos, creedme, su preparación no tiene nada que envidiar a la vuestra (lo digo porque es otra de las infantiladas reiterativas que soléis soltar en cuanto se os presenta la ocasión). Las cosas no sucederán como deberían suceder, ya quedó claro antes, pero ojala que por esta vez nuestro presidente hubiese sido el señor Ronald, que os hubiese puesto a todos de patitas en la calle y que con toda vuestra preparación y prepotencia, hubieseis tenido que pelearos con cuatro millones de parados para buscaros la vida y con suerte, encontrar un trabajo de mileurista. ¿Quién sabe? Tal vez encontraseis uno en el que tuvieseis que trabajar poco y en el que no necesitaseis soportar presión alguna, eso sí, quizás precisaseis apretaros un poco el cinturón...

Volviendo al tema del blog y por eso de echar una mano a los guionistas de cine (que parecen estar tan escasos de ideas últimamente), tengo dos guiones para una película, que a modo de resumen os expongo a continuación:

SAW IX: Siete controladores aéreos despiertan en la bodega de un avión de carga sin comprender cómo han llegado hasta allí. Durante hora y media habrán de sortear trampas e ir pasando las típicas pruebas a las que nos ha acostumbrado la saga. Película realizada con mucho plano corto, de manera que permita trasmitir de manera verosímil el sufrimiento y terror a que son sometidos los personajes. Mucho gore y terror filmado en 3D. Huelga decir que no se salva nadie, ningún controlador supera las distintas pruebas.

QUIRÓFANO ABANDONADO: Tras someterse durante meses a distintas pruebas médicas, un controlador con una dolorosa afección testicular degenerativa, es citado al fin para una costosa intervención quirúrgica, para lo cual el controlador ha necesitado hipotecar su casa y solicitar un crédito personal. Ya en el quirófano, una vez anestesiado y empezada la operación, es abandonado en la mesa de operaciones debido a un paro no comunicado de todos los cirujanos de España en protesta por un decreto del Ministerio de Sanidad. La película recoge la angustia del controlador, cuando una vez ha despertado de la anestesia descubre que el hospital ha sido temporalmente cerrado y que nadie se va a hacer cargo de cerrar la herida abierta. Película dura, no apta para menores con un final sobrecogedor. En los títulos de crédito finales aparecería la voz en off de un cirujano, explicando los motivos que justifican tan drástica situación.

Y se me ocurren muchas más, así que si algún director leyese el blog y estuviese interesado en que le hiciese llegar el guión completo de alguna de estas películas o ideas para nuevos proyectos, por favor, no dejes de contactar conmigo a través de este mismo blog.

Nos vemos en dos semanas si Dios y los controladores quieren.

1 comentario:

  1. Lamento muchísimo tu experiencia Juan, un tono muy acertado el del post; y la retranca de las fotos... sin desperdicio.
    (javi)

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