martes, 10 de mayo de 2011

Mi sufrido hermano

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Después de dos semanas de duras e intensas negociaciones con mi rodilla, damnificada del último maratón, al final me he visto en la penosa obligación de tener que claudicar y plegarme a sus exigencias mediante la firma de un Tratado de No Agresión, que básicamente consiste en que yo no la "importuno" a ella y ella no me "importuna" a mí. Así que entre eso y que tengo trabajo para aburrir, lo cierto es que no he tenido mucho tiempo para pensar en el tema que podía tratar en el blog de hoy...
Afortunadamente, haciendo bueno eso de que Dios aprieta pero no ahoga, ayer estuve haciendo una pequeña reestructuración de espacios en mi biblioteca (que es la forma elegante de decir que estuve haciendo limpia) y gracias a ella, recuperé un pequeño libro de poesía que sus Majestades los reyes Magos de Oriente tuvieron a bien traerme desde tan lejanas tierras. La verdad, es que sin ser un amante de la poesía, más que nada porque  me faltan conocimientos y sensibilidad para poder apreciarla en su justa medida, tengo un gran cariño a ese librito. El motivo es que es el primer libro que ha publicado mi sufrido hermanito y vaya lo de sufrido porque tenerme a mí como hermano mayor durante tantos años, sinceramente, no se lo deseo ni a mi peor enemigo...
La verdad es que mi hermano nunca ha tenido mucha suerte, ya desde bien pequeño el azar se ensañó con él de manera especialmente cruenta, primero convirtiéndole en el benjamín de la casa y después adjudicándole el infortunio de tener que compartir cuarto conmigo. No será para tanto, pensaréis... pues os equivocáis, lo es.
Para colmo siempre he sido mejor negociador que él, no porque sea más hábil o inteligente, sino por una cuestión mucho más simple: era el mayor y tenía más años. Es por ello que en poco tiempo, las únicas posesiones que mi hermano mantuvo en nuestro cuarto además de su cama, fueron un par de cajones y un espacio minúsculo en el armario; todo lo demás, al igual que Felipe II, lo fue perdiendo poco a poco, en negociaciones que siempre le fueron desfavorables. Como tampoco pretendo dar la imagen de que soy un Herodes, en mi favor quisiera apuntar dos cosas: la primera es que los dos cajones que gustosamente le cedí, eran los dos cajones más grandes del cuarto, lo cual aunque no me justifica, al menos me exculpa en parte; y la segunda es que yo no tenía ningún tipo de inquina hacia mi hermano; para mí, mi hermano y mi hermana eran absolutamente iguales, de hecho también existieron negociaciones con mi hermana, fruto de las cuales tuvo a bien cederme el maletero y una pequeña parte de su armario...
Volviendo de nuevo al tema de mi brother, como si el hombre no tuviese ya bastante con tratar de sobrevivirme, ocurrió un suceso que marcó su vida para siempre: empezó a trabajar junto a mí en un pequeño negocio familiar. El pobre pasó del purgatorio de casa al infierno del trabajo. Mi única misión desde aquel momento pasó porque las ocho horas que duraba nuestra jornada laboral, se le antojasen como dieciséis... Y debí hacerlo bien porque aún hoy, muchos años después, todavía sueña con aquellos tiempos de cuando en cuando...
Aquellos tiempos tuvieron sus repercusiones psicológicas que le pasaron factura en forma de distintas crisis de identidad, que se manifestaron con episodios de personalidades múltiples. Recuerdo que un martes mi hermano se convirtió de repente en Sid Vicius. Tiempos convulsos y agitados aquellos... Años después, otro martes también (al hombre le dió por los martes), se acostó como Sid Vicius y se levantó como Lord Byron. Se levantó, nos saludó con un escueto "good morning" y tras tomarse un "continental breakfast" se encerró en nuestro cuarto y se puso a escribir como loco; cosa que no ha dejado de hacer desde entonces. Un par de años más tarde, otro martes de nuevo, se transformó en Rutger Hauer, lo que le dejó el pelo amarillo y un inusitado amor por el cine de autor. En Reyes mi hermano se mutó en Vin Diesel para aparecer meses después, en la celebración de mi último cumpleaños, convertido en Tony Hadley, cosa que nos sorprendió a todos porque se desmarcaba un tanto de lo que nos tenía acostumbrados.
Así las cosas, no es de extrañar que un hombre con semejante capacidad de desdoblamiento, escribiese un libro de poesía con el título de "El cuaderno de las mutaciones" y que desde aquí os recomiendo a todos los que gustéis de la poesía. Está editado por Ediciones Libertarias y por si alguno tenéis interés en ver con qué personalidad firmará libros en la próxima Feria del Libro de Madrid, estáis invitados a pasaros por allí, la sorpresa está garantizada.
Y como para muestra vale un botón, os dejo unos pequeños fragmentos que corresponden a cada una de las cuatro partes en la que se compone el libro.



MUTACIÓN PRIMERA

El miedo enganchado de las cosas,
más bellas hasta hacerlas innecesarias,
un dragón que aparece y desaparece
a intervalos-párpados,
y la casa sangra,
la casa está sangrando,
y sólo la flecha acoge la hemorragia
para el tiempo que trascurre
en este preciso instante,
el lento instante de la hemorragia,
en su humedad crecerá la casa,
la casa que camina en la noche
de un universo en conclusión,
y éste, con seguridad, será el
momento preciso para todas las cosas.
De instante en instante el tiempo
que divide la vela que sostiene
la luz para el tiempo,
sabiendo que toda muerte es también
tu propia muerte,
sabiendo que ese hueco negro
tan profundo de vacío
llegará para instalarse en tu ojo
y sabes que todo es cuestión de equilibrio
ya que el negro se abre en todas direcciones.


MUTACIÓN SEGUNDA

Y llegaron los hombres
desde el otro lado del cristal,
ellos quieren entenderlo todo,
buscan su inmortalidad a través de la rosa,
el sonido les pertenece,
pero la cicatriz se extendía
en la rosa para su unidad,
ella acogerá
el diamante prohibido de la voz,
la voz es un camino
y su misterio
es nuestro misterio.


MUTACIÓN TERCERA

Me limito a ser,
esto es innecesario
y por lo tanto maravilloso...


MUTACIÓN CUARTA

Trece pétalos de tulipán entre tu sombra y la mía,
el pez de la noche enmudece de aristas
muy cerca ya de la asimetría.
Tal vez si no existiera loto de espumas
entre tu almohada y la mía
podría calibrar el pensamiento
en torno al musgo blanco que me ata a ti.

Nos vemos en dos semanas, pequeñuelos. Sed buenos y ya sabéis, no olvidéis vitaminaros y mineralizaros.

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